Mensajes Contra Moraes Fueron Obtenidos Fuera del Protocolo Legal y Llevan la Marca de la Policía de Tarcísio

Alex Solnik

La mañana del 10 de mayo de 2023, el policía que llevaba a Eduardo Tagliaferro a una audiencia de custodia, después de pasar la noche en la comisaría, acusado de violencia doméstica, recibió una llamada telefónica y luego preguntó al detenido dónde estaba su celular.

Podría no haber respondido, ya que era un alto funcionario de la oficina de Alexandre de Moraes en el TSE, y sabía que solo con una orden judicial un celular puede ser incautado, pero respondió que lo tenía su amigo Celso Luiz de Oliveira, con quien lo había dejado antes de su detención.

Cuatro horas después, el iPhone 12 Pro Max ya estaba en manos del comisario José Luiz Antunes, titular de la comisaría de Franco da Rocha.

Lo recibió de Celso Luiz, quien lo entregó por orden de un policía que había ido a su casa.

El comisario celebró, diciendo que "todo el mundo estaba detrás del aparato", pues había llegado una orden de Brasilia según la cual el celular debía ser enviado a Alexandre de Moraes.

Esa noche, después de saber que su celular había sido incautado, Tagliaferro compró un nuevo aparato.

Cinco días después, el abogado de Tagliaferro solicitó y obtuvo la devolución del celular en la comisaría donde había sido entregado. Tagliaferro notó que el celular no volvió en el mismo estado. Estaba bloqueado, con un problema en la placa lógica y la batería dañada. No pudo usarlo, lo rompió y lo tiró a la basura dos días después.

Tagliaferro dijo no tener idea de cómo los mensajes llegaron a los periodistas Glenn Greenwald y Fábio Serapião más de un año después, pero aseguró que no entregó ni vendió los mensajes.

Esta es la historia que contó ayer a la investigadora de la policía federal que lo interrogó. Ella pidió su nuevo celular, pero se negó a entregarlo, y entonces fue obligado a hacerlo, con la aprobación de la PGR, lo que solo complicó su situación, demostrando que temía que algo fuera descubierto.

Su relato sugiere que su celular fue manipulado durante los cinco días que estuvo en manos de la policía paulista, sin ninguna investigación abierta en su contra y sin orden judicial.

Todo fuera del protocolo.

Aún no se sabe si fue manipulado por algún perito de la policía o por alguien ajeno a la policía. Lo que se sabe es que, en mayo de 2023, la diputada Carla Zambelli estaba en plena campaña contra Alexandre de Moraes. En enero, el hacker Walter Delgatti había insertado en el sistema judicial la orden de arresto de Moraes emitida por el propio Moraes.

También se sabe que Zambelli sabía que el 9 de mayo de 2023 fue arrestado un funcionario de la oficina de Moraes, como ella misma lo contó en sus redes sociales.

También se sabe que Delgatti ya había establecido una colaboración exitosa con el periodista Glenn Greenwald. Había una relación de confianza entre ambos.

Pero aún falta saber mucho.

¿Quién llamó al policía que pidió el celular a Tagliaferro inmediatamente durante el trayecto hacia la audiencia de custodia?

¿Por qué mintió el comisario José Luiz Antunes diciendo que incautó el celular para enviarlo a Moraes, lo cual nunca sucedió?

¿Por qué Tagliaferro rompió el celular que estaba bajo investigación de la policía?

¿Por qué Tagliaferro no cuestionó la ilegalidad de la incautación del celular sin orden judicial?

¿Quién manipuló el celular?

¿Cómo llegaron los mensajes a los periodistas?

Los periodistas, por supuesto, no serán procesados ni obligados a revelar su fuente, pero todos los demás involucrados en esta filtración cuyo objetivo era desacreditar las instituciones republicanas—ya que los mensajes fueron extraídos sin el consentimiento del dueño del aparato—están sujetos a penas muy duras.

Delgatti está cumpliendo una condena de veinte años por su participación en la "Vaza Jato".